Hoy descendemos a un mundo de pitufines, payasetes, rabietas y este tipo de cosas…los niños! Cuánto deberíamos aprender (a veces) de ellos, esa sinceridad, esa espontaneidad, esa falta de vergüenza de algunos (aunque hay que reconocer que alguno que otro crece y sigue conservando estas cualidades…)
Lo malo, es lo pronto que se crece ahora. Cambiamos de la peseta al euro, y los que antes se llamaban “todo a cien” ahora son “todo a 1 euro”. Pues lo mismo pasó con las edades. Lo que antes eran 17 años, ahora son 14. Por ejemplo, ahora casi pueden, los niños, darles clases de educación sexual a los padres… Y los botellones! Los empezaron a hacer los universitarios, después ya era cosa de instituto, y ahora temo que mi primo cuando me pide dinero para cromos, en realidad lo invierta en una cuenta de ahorros destinada a la inversión en bacardi limón (en el mejor de los casos...).
Dónde quedó la vergüenza de mi primo pequeño cuando nació? Está en paradero desconocido desde entonces. Este personajillo tiene el don del “sal como puedas” de cualquier vacile que le hagas. El otro día mi madre no tuvo una mejor idea que putearlo un poquillo. Como no hay dios que le quite el “zezeo”, mi original mamá (Marisol –“Marizó” para mi primo-), decidió ponerse a su altura (verbal, no física, q ella ya no está para estos trotes de andarse agachando y tal…). La conversación fue la siguiente:
- Marizó, me trajite un regalito?
- Zi, te traje aki una cozita
- Marizó, deja de hablarme en ingléz, que no te entiendo…
Esto es tener respuesta para todo. Lo sé, va para político.
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